Medina de Pomar

Lejos queda el  ideal de áridas tierras con el que habitualmente se asocia a Castilla. En las Merindades, el Valle del Ebro, la Meseta y la Cordillera Cantábrica  han diseñado un territorio de extraordinaria riqueza natural donde se contraponen zonas deprimidas, con imponentes elevaciones que otorgan al paisaje una calidad y belleza única.

Recorrer este escenario natural es adentrarse en coloridos mosaicos naturales donde la orografía, la rica vegetación y diversidad de fauna te sorprenderán al adentrarte en fértiles valles, estrechos desfiladeros, mágicos bosques, tranquilos embalses, amplios páramos, tupidos encinares, misteriosas cavidades, caudalosos ríos, tejos milenarios, verdes pastizales, impresionantes cañones, extensos pinares, desafiantes cumbres, amplias depresiones, campos cerealistas, esplendorosas riberas, espectaculares cascadas, frescos hayedos, ...

Paisajes de ensueño que presentan un aspecto diferente en cada estación del año. En otoño un intenso cromatismo domina los bosques que pierden sus hojas; en invierno un manto blanco cubre las tierras y las aguas de los ríos se precipitan al vacío con mayor fuerza; en primavera la naturaleza resurge con las nuevas tonalidades verdes; con el calor del verano, el frescor del bosque nos invita al tranquilo paseo.
 

¡Adéntrate en Las Merindades y descubre la magia de esos lugares especiales que inundan los sentidos!